miércoles

Entrevista a Ferrán Centellas


(Entrevista publicada en Lo m+s Barcelona)
 
Ferrán Centelles, sommelier

El placer de disfrutar

 

Sommelier en El Bulli desde el año 2000 hasta este año (en que cerró para reformular su propuesta), Ferrán Centelles tiene un historia que puede ser parecida a la de muchos de sus compañeros de profesión: comenzar en la escuela de hostelería para estudiar cocina, y por medio de la cocina descubrir el servicio del restaurante y el contacto con la gente. Pero la de él, continuó en "el mejor restaurante del mundo".
 
 

 

Ferrán Centelles (Barcelona, 7 de julio de 1981) comenzó estudiando cocina, pero le sedujo el mundo "de puertas hacia afuera, el contacto humano", dice todavía hoy entusiasmado. Y dentro del restaurante, el contacto con el vino: "el vino forma parte de las comidas a diario, menos de lo que nos gustaría actualmente, pero a través de la restauración aprendes que hay algo que se llama vino. Y un día escuchas la llamada del Vino", relata con timidez y humildad el sommelier barcelonés.
En su caso particular, la llamada llegó por medio de un Viña Esmeralda, de Bodegas Torres. "Aún lo recuerdo: un vino muy fragante, muy bien hecho, muy espectacular. Fue el primero que me hizo despertar el gusanillo, y ver que a lo mejor había algo más".
La mayor parte de su carrera profesional la ha realizado en el restaurante El Bulli (Ferrán Adrià), "en el cual he podido estar 13 años trabajando en restaurante, ayudante de sommelier y como sommelier", afirma con orgullo y satisfacción.
 
Años atrás un sommelier podía ser una persona que estaba simplemente en un restaurante sirviendo vinos y atendiendo a las personas. Hoy en día la profesión ha traspasado las puertas de los restaurantes y se pueden encontrar en tiendas, en webs, en revistas... "Actualmente el sommelier no es solo aquella persona que trabaja en un restaurante, es una persona que hace disfrutar o sacarle mucho más rendimiento a la misma botella de vino", explica Ferran Centelles volviendo a hacer hincapié en la importancia del poder disfrutar.

 
 
Lo importante: es un profesional que busca aumentar el placer de una experiencia por medio de una botella. "El mismo líquido, servido en el momento justo, a temperatura adecuada, con la comida que lo potencie,  puede hacer aumentar el placer de una botella. Y en esa dirección tenemos que trabajar", propone sin mensajes ambiguos ni decoros innecesarios.
 
 
Quizás por estar acostumbrado a trabajar con un objetivo muy concreto, es que no necesite ya palabras rebuscadas para transmitir su visión: "todos los sommeliers deberíamos gastar menos energías en juzgar vinos, y esas energías transportarlas en cómo aumentar el placer de un comensal, de un cliente o de un consumidor del vino."

 

En medio de una avalancha de propuestas de guías, programas de radio y TV, catas, críticas y críticos, donde muchas veces parece que hablar mal de un producto es sinónimo de ser audaz y mejor profesional, el sommelier del (que fuera) mejor restaurante del mundo no duda en proclamar la importancia de disfrutar ante todo:
"es importante buscar un poco mas de tiempo para pensar y reflexionar como aumentar el placer de un cliente, podría ser una tendencia".
 
 
 



 
¿Pero cuáles son las pautas que marca esta tendencia? Y cuáles son  las herramientas a trabajar? El poder acompañar a un cliente en esta experiencia ya no pasa solo por conocer varietales, regiones o saber hacer una cata: "tenemos que trabajar la inteligencia emocional, la empatía, la observación de las personas. Observar es importante y tener  más contacto humano, intentar escuchar mucho más e intentar descubrir y hallar la manera de hacer disfrutar a la gente. Hay que dedicar parte de nuestro tiempo a esta investigación, a esta observación, a este conocimiento, a este estudio de las personas".

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